Relato recopilado por María Asunción Reyes de la Huerta que habla de la cultura del antiguo habitante de la Quebrada de Córdoba según le contara una anciana indígena describiendo la educación que su madre daba a la familia, heredera de linajes descendientes del Complejo Cultural Llolleo en el período Alfarero Temprano, 100 al 900 DC.
Hijo, murmuró la anciana… hijo, ten presente que los bosques, las playas, los esteros, la naturaleza, necesitan elaboradas modificaciones para ser habitables.
Hijo… si no trabajas para mejorar tu vida propia y la de tu familia, vivirás en medio de parajes sombríos e indecibles carencias.
Hijo… custodia tu libertad, conserva tu vitalidad, no aceptes dominio alguno, vive en una comunidad que empariente a todos los seres vivos con el decálogo de la donación y la alteración recíproca.
Hijo… agarra el trabajo desde el primer encuentro diario y no lo sueltes hasta el último día de tu vida.
Hijo… bosques, playas, esteros y naturaleza, necesitan muchas intervenciones para ser convertidas en deleitosas. El ocio no cambia la realidad sólo mortifica la conciencia de los changos.
Hijo… la realidad llega a ser más hechicera y persuasiva que el ensueño de lo real que sofoca a nuestra imaginación.
Hijo… la enfermedad, la ineptitud, la injusticia y el egoísmo son demonios que nuestra gente puede vencer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario