lunes, 13 de diciembre de 2010

Para meditar: Dos años atrás Gonzalo Vial escribía algo como lo siguiente…

Los bizarros chilenos vivimos felices de nosotros mismos y de nuestro país. Chile es un gran país de clase media, de modo que los bizarros somos muchos; no constituimos una clase, ni tenemos los mismos intereses, tampoco, necesariamente, iguales concepciones políticas, sociales ni éticas y, sobre todas ellas, polemizamos con ardor y en general con respeto; nos enorgullecemos de mostrar así pluralismo y la búsqueda de acuerdos, y especialmente de cultivar la “diversidad”... hoy, la palabra mágica y sagrada.

Algunos bizarros lo somos inmemorialmente; otros han adquirido esta calidad con su trabajo en la profesión, el arte, las letras, la docencia, el negocio, la administración pública, la política; tenuemente percibimos ser bizarros, en cambio, es muy fuerte nuestra conciencia, justificada o no, de merecer lo que tenemos; no nos preguntamos sino rara vez por qué ganamos tanto y los pobres tan poco, viajamos en automóvil y no en transporte público, atiende nuestra salud una isapre y no fonasa, llevamos nuestros hijos a un colegio caro y no a una escuela pública o liceo, salvo a alguno privilegiado; y, cuando, rara vez, respondemos a interrogantes tan molestas, nos apresuramos a decir, y creer, que merecemos esas ventajas por el esfuerzo que gastamos para adquirirlas y, quizás sea cierto.

Así vive el bizarro chileno, tranquilo, satisfecho; lo malo es que cohabita con una dificultad, el pobre, los antiguos pobres “extremos”, a quienes hemos quitado esta última calificación, dejándolos en “pobres” a secas, que nos molestaba, nos hacía sentirnos incómodos; y, el problema no es culpa de los pobres, es culpa de “la sociedad”, vale decir, del Chile bizarro, que no les ha dado oportunidad ni posibilidad de una existencia mínimamente digna; ellos, según la última Casen, ganan, por familia de cuatro personas, promedio 67.364 pesos, en el primer diez por ciento de los hogares chilenos, y promedio 165.432 pesos, en el segundo diez por ciento; a ellos, a los pobres “ex extremos”, corresponde la cesantía de tasas varias veces superior a la media, la educación casi nula, la mujer abandonada “jefas del hogar” con sus hijos sin padre, la madre adolescente, la delincuencia infantil y, el reino de los criminales adultos y de los narcos sobre las poblaciones…

Este es el problema que vive con el bizarro; si nos critican, cerramos los ojos y se busca algo que nos consuele, un autoengaño, que nos permita decir que las cosas “no son tan malas”, que “se exagera”, que “progresamos”, quizás no tan rápido como quisiéramos pero, la dificultad tiene sus indicadores, entre otros, los siguientes.

La prueba PISA 2007 nos muestra líderes de comprensión lectora en América Latina; y, según esta prueba, ese liderazgo dice que de los escolares chilenos de 15 años, el 15% no sabe leer lisa y llanamente, el 22% apenas lee y, el 28% sólo entiende “el significado de una parte limitada del texto”.

La pobreza chilena ha experimentado un descenso histórico; según Mideplan era un 14% en 1982 y con la rapidez de la tortuga era 13,5% en 2006, un cuarto de siglo después; esto en el inefable y sedante lenguaje de los tanto por ciento. En personas, que es lo que importa, los pobres eran un millón y medio el año 1982 y dos millones el año 2006, quinientos mil más.

Aumento “histórico” de la subvención escolar para la enseñanza gratuita en el presupuesto 2008 “nueve de cada diez niños del sistema se verán beneficiados... el esfuerzo económico más significativo que se ha hecho en la historia educativa... 900 millones de dólares”; juzguemos: a) 900 millones de dólares son la tercera parte de los gastado y/o perdido sólo en el Transantiago durante 2008; b) para la inmensa mayoría de los alumnos subvencionados, que a su vez son un 90% del total, la “subvención normal” era el año 2007 de aproximados 30.000 pesos mensuales y, debía ser como mínimo el doble, según opinión ya unánime, por ejemplo, para citar a dos personas que discrepan de este columnista en casi todo, Carlos Peña y José Joaquín Brunner; c) el aumento “histórico” de subvención del 2007 al 2008 ha sido un 15% y mayor únicamente para alumnos rurales y “vulnerables”; luego, salvo estas excepciones, el incremento subvencional representó 4.500 pesos mensuales por alumno; d) el alumno vulnerable, que necesita mayor gasto para alcanzar el mismo resultado mínimo de un alumno corriente, recibirá hasta 4º básico y desde marzo un plus, la “subvención preferencial” de 21.000 pesos por mes; estos “favorecidos” son más o menos un 20% del total de subvencionados básicos.

El primer paso para enfrentar la dificultad es que los bizarros dejemos de sacarnos la suerte entre nosotros y reconozcamos, por lo menos, la existencia del problema y nuestra desidia.

Esto es lo que recordamos del artículo ¿usted que opina? Escríbanos y publicaremos su comentario. Gracias.

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