La Quebrada de Córdoba, profundo y hermoso cajón, límite comunal El Tabo y El Quisco, baja desde el antiguo camino colonial que conecta las comarcas rurales de El Membrillo y El Totoral, a unos 5 kilómetros de la costa al este del Océano Pacifico; el estero que le baña nace de la confluencia de El Rosario y Carvajal, desembocando en playa Las Ágatas, límite sur de Isla Negra, Provincia de San Antonio.
El lugar se define por su vegetación nativa del tipo esclerófila, propia de la mediterránea zona central chilena, mezclada con el denominado bosque relictual típico del norte chico chileno; sus laderas xéricas de exposición ecuatorial (siempre al sol) muestran especies propias de suelos secos: chaguales, cactus, litres, pastizales; en cambio, sus laderas mesomórficas de exposición polar (siempre a la sombra) lucen valiosas especies nativas: peumos, olivillos, naranjillos, molles, maquis, helechos, nalcas. Esta flora y la extraordinaria fauna existente, ponen de manifiesto la exuberancia de su biodiversidad, de aquí su importancia en el patrimonio natural de Chile y la solicitud al Consejo de Monumentos Nacionales para su declaración como Santuario de la Naturaleza.
Mantener viva la Quebrada de Córdoba por su potente y dinámico sentido de identidad e historia nacional, es nuestro desafío: Junta de Vecinos Altos de Córdoba, CPA Escuela El Totoral, CPA Escuela de Lenguaje Jardín del Mar, Asociación Quebrada de Córdoba, Asociación Indígena Llanca-Lafken, Ateneo Litoral de los Poetas.
El Fondo de Protección Ambiental es el único con que cuenta el Estado para apoyar iniciativas ambientales y es administrado por el Ministerio del Medio Ambiente; con él, se financian proyectos presentados por la ciudadanía y que están orientados a la protección o reparación del medio ambiente, la preservación de la naturaleza o la conservación del patrimonio ambiental. Los proyectos financiados se seleccionan por medio de un concurso que se realiza anualmente, y cuya convocatoria es pública.
Ante la gravedad del impacto climático provocado por el efecto invernadero, el fondo de protección ambiental otorgó financiamiento para la construcción de una red de ecoparques plantando especies arbóreas nativas en siete establecimientos educacionales ubicados en el litoral de los poetas.
En ellos, el alumnado participa en cinco acciones educativas: visitar lugares donde aún existen relictus de estas especies; crear el ecoparque y regar lo plantado; elaborar el compostaje que demanda el cultivo de especies arbóreas, reducir, reciclar y reutilizar residuo y desecho del plantel educativo y, difundir la contribución que presta el ecosistema a la reducción de gases de efecto invernadero.
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