lunes, 13 de diciembre de 2010

La Entrevista del Mes

Estamos junto a Cristina Llerena, psicóloga, inteligente joven chilena, hoy residente en Valparaíso, ciudad puerto declarada patrimonio de la humanidad. Y, nuestra primera pregunta es ¿Qué debemos hacer para frenar el mal del bullying? Si le parece bien, desearía iniciar mi respuesta con lo dicho por María Isabel Orellana, directora del Museo de la Educación: la educación chilena siempre ha sido sancionadora. “Existían piezas de castigo, donde los alumnos eran dejados por días para que aprendieran”. Incluso, el castigo físico estaba avalado por los mismos padres “Llegaban el fin de semana y pedían a los profesores que castigaran a sus hijos porque se habían portado mal”. Esa violencia, asegura, está presente hoy pero con nuevas formas, el acoso escolar.

Y, ¿qué lo define? Este acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia, un hostigamiento, un matonaje, una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor somete a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o complicidad de otros compañeros

¿Existe maltrato? Si, este acoso, en inglés bullying, es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado, estadísticamente, la violencia dominante es del tipo emocional y mayoritariamente se da en aulas y patios del colegio entre preadolescentes (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.

Y, ¿qué busca el maltrato? Este reiterado tipo de violencia implicando el abuso de poder ejercido por un agresor maltratador pretende intimidar a la víctima dejándola expuesta física y emocionalmente lo que genera una serie de secuelas psicológicas; es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana. En algunos casos, la dureza de la situación gatilla pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización.

Y, ¿cómo se frena? Por tratarse de un maltrato que se pretende ocultar, incluso para la víctima, pues a ella le declaran la guerra en secreto, nunca abiertamente, podríamos hablar de abuso y, para mejorar la convivencia educativa y prevenir la violencia, es preciso abrir el problema y enseñar a resolver la situación dialogando; por ello, algunos programas de prevención de la violencia escolar crean instancias de mediación y negociación.

Y, ¿cómo se participa? Un posible método de resolución se desarrolla en siete pasos: definir un escenario donde todos ganen, establecer objetivos compartidos y ordenarlos según su importancia, diseñar propuestas cuidando que los intereses de las partes se satisfagan al máximo, elegir la propuesta que se considere mejor y elaborar un plan para llevarla a cabo, aplicar la propuesta elegida, valorar los resultados obtenidos y, si no son los deseados, repetir todos los pasos buscando un acuerdo duradero, claro y beneficioso para todos, apelando a la persuasión y al discernimiento de las personas en vez de imponer una simple prohibición.

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