lunes, 13 de diciembre de 2010

Mercedes ¿cuándo te transformaste en mi voz?

Fuiste capaz de decir y cantar lo que muchos no nos atrevimos, quizás por miedo al “monstruo grande que pisa fuerte la inocencia de la gente”; en el frío silencio del atlántico ¿cuánta sangre joven derramó? estábamos ciegos y sordos, enfermos, no escuchamos tu canción: sólo el amor todo lo cambia y transforma el odio en algo diferente.

Por muchos años llenaste desiertos y pampas, llanuras y quebradas, ríos y mares con tus versos vestidos de canciones populares; fuiste guitarra y ocarina, quena y charango, poncho de lana y bombo legüero, voz de pueblo, y entregaste el agua sanadora de una sonrisa junto al baile de una cueca y una zamba.

Gracias a la vida por haberte tenido entre nosotros este tiempo y haber tenido la dicha de quererte; recuerdo a mis viejos y a mis abuelos, que alguna vez lloraron con la luna tucumana, escuchándote en tierras lejanas, castigados por haber pensado diferente y obligados a morir en soledad y con la añoranza de su gente y sus orígenes, alejados del olor de la tierra patria, la pachamama, la santa tierra amada, humillada y violentada.

Muchos, desgarrándonos el dolor, tuvimos que quedarnos a vivir el atropello pero, nosotros y los que partieron para sobrevivir y ser perseguidos por el horror que engendra el odio, no perdimos la esperanza de renacer al amor y compartir sueños de un futuro que nunca dejaste morir ni olvidar con los mensajes-versos de tus canciones.
                   
Tengo una pena un poco egoísta porque has partido como muchos, debería estar contento, te has ido para alegrar a los que amo y que contigo estarán allá en el cielo cantándole al universo entero las canciones de Violeta, Atahualpa y otros grandes creadores que esperan para un concierto.

Te has ido antes, te has ido primero; de a poco iremos llegando para seguir escuchando acordes de tus canciones en la “gran fiesta gran” del triunfo del amor y de la libertad.

Y, poder decir a los que me aman y a los que no, que tengo en paz el corazón y que viviré toda una eternidad en armonía, al amparo de una canción tuya enseñadora de la vida y el amor. Gracias, de verdad muchas gracias.

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