domingo, 13 de marzo de 2011

La entrevista del mes

Estamos junto a Miguel Hernández, pescador artesanal que vive los mismos problemas que en estos últimos años sobrelleva la pesca artesanal en todo el país, sin embargo, como presidente del Sindicato de Mediana Altura y, tesorero de la Corporación Puertecito, el hombre con su férrea voluntad enfrenta la grave situación y desafía al destino, por eso preguntamos ¿cuál es el mayor problema que inquieta a la pesca artesanal? Hoy por hoy, y desde hace mucho tiempo, es la complicación generada por la pesca de arrastre, la pérdida de la biomasa, es decir, la casi extinción de especies vivas que habitaban permanentemente en nuestras áreas de manejo y, más grave aún, es el agobio, la desmoralización y la impotencia que esta situación provoca en el pescador artesanal. Y, ¿qué están haciendo ustedes para resolver este problema? Con motivo de la elección presidencial, nuestro sindicato analizó y presentó una propuesta de solución y, uno de los candidatos de ese entonces, en presencia del postulante a senador de su partido, se comprometió públicamente en la Plaza de San Antonio a corregir esta grave realidad y, nos alegramos de la sana intención de Sebastián Piñera; pero, la contingencia nos jugó una mala pasada, como el país conoce, el terremoto, el maremoto, la destrucción de viviendas, escuelas, hospitales, puentes, carreteras, caletas de pescadores, la necesaria reconstrucción, el rescate de los mineros en Copiapó, la tragedia de la cárcel de San Miguel y otras durísimas desdichas han ocupado la atención del Gobierno y enormes recursos del Estado; seis regiones del país enfrentan dificultades y muchos han debido lamentar pérdidas de vidas y bienes, el año se presentó difícil y el sentido de urgencia volcó todo el interés en la resolución de esos problemas, mientras, el pescador artesanal suma a lo anterior una desventura más grave aún, la carencia de recursos, la pérdida de puestos de trabajo, la falta de ingresos, permanentes, el deterioro de nuestros implementos de trabajo, la separación de la familia y el sin sentido del día a día. Estamos sobreviviendo a duras penas, nos mantiene la solidaridad fraterna, un enorme y creciente endeudamiento, y nuestras habilidades aplicadas en  el precario y mal pagado empleo ocasional.   



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