domingo, 13 de marzo de 2011

A fines del 2010 Mauricio Electorat escribió


No hay que ser sociólogo para darse cuenta de que un seleccionado nacional es un factor de algo que podría llamarse “identidad inmediata”: la Roja es una metáfora de Chile y todos “somos” la Roja (algo que explota suficientemente la publicidad). 

El problema es de qué Roja hablamos. Hasta antes de la “era Bielsa” la Roja era un trasunto, un sinónimo, de nuestros defectos colectivos, apocada, indisciplinada, carente de mística, jugaban a tratar de no perder.

Bielsa y Mayne-Nicholls le dieron lo que no tenía desde el mundial de 1962, una estrategia, unos objetivos a largo plazo, un proyecto, o sea, un relato. Y ese relato era un relato de ganadores. 

Chile no estaba sólo a punto de entrar al club de los países desarrollados, no nos parecíamos a Portugal o a España únicamente por las cifras macroeconómicas, sino que, también, entrábanos a jugar al fútbol en el patio de los grandes, por una vez Chile era capaz de plantearles cara a los mejores sin ánimo de derrota.

Esto es lo que ha sido cortado de raíz por el negocito, la platita, el arreglín. Eso es lo que no podremos perdonar todos nosotros, los muchachos que seguimos corriendo detrás de una pelota. 

Para esos señores del fútbol, un verso de Gonzalo, el niño ese que nos sigue mirando desde la fotografía de su Lebu natal: “No tenemos talento, es que/ no tenemos talento, lo que nos pasa/ es que no tenemos talento”. 

¿Cuál es su punto de vista sobre lo dicho en este artículo? Escríbanos y publicaremos su opinión. 

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