domingo, 13 de marzo de 2011

Algo más sobre Cultura. Heine Mix


En el primero de esta serie de tres artículos, ya decíamos que todo no es cultura, y lo demostrábamos con ejemplo extremos: femicidio, guerra, discriminación, etc, haciendo notar que dichas lamentables conductas humanas corresponden a la barbarie y no a la cultura. 

En seguida, en el segundo artículo, incursionábamos en vuelo rasante sobre los primeros intentos del hombre (cultural-artístico en la actualidad): manifestaciones de la necesidad de alimentación tanto como de encontrar respuesta a la enigmática Naturaleza siempre cambiante; inscripciones en Altamira, el desierto de Atacama, estatuillas de Willendorff, etc; así, nombrando algunos momentos señeros en el desarrollo de la humanidad, que es el desarrollo de la cultura, finalizábamos recordando que el doce de abril de este 2011, se cumplirán cincuenta años del primer vuelo espacial realizado por Yuri Gagarin en la nave Vostok I.

Y, mientras eso sucedía, mientras ese joven cosmonauta exponía su vida para abrir a la posterioridad y a toda la especie humana el amplísimo mundo de las comunicaciones por intermedio de la red global satelital, aquí, en Chile, y para soslayar la bien tejida y compacta red de pobreza desparramada en las infinitas poblaciones “callampas”, se insinuaban los atisbos de incultura que hoy nos ahoga malquistando nuestros cerebros: la mal llamada cultura chatarra.

Esta muy calculada manivela era manejada por aquellos a quienes no les interesa una masa popular culta, los mismos que echaban las bases del Edificio de la Entretención construido por el comercio del fútbol, comercio de cantantes extranjeros, comercio de la comida chatarra; edificios que en el hemisferio norte eran adornados con el comercio del dinero: tarjeteo ad limitum en crédito para los desposeídos, las administradoras de fondos de pensiones, instituciones de salud previsional, universidades privadas incapaces de crear al ser universitas, las diarias subastas del ya asfixiado y enajenado razonar popular a cargo de martilleros rematistas conocidos como canales de televisión y, el sistema de educación pública al que ya en esa época se le negaba el objetivo de educar, eliminando la educación cívica, la filosofía, la música, el arte y la historia.

En época más reciente, y ya socializada la incultura chatarra, el paso de los altos niveles  a los niveles medios o bajos, se resuelve con “carnavales”, exorbitantes pirotecnias de fuegos de artificio, embobadores muñecos gigantes cuyos costos de presentación tienen altísimos precios; y todo ello con un especial y único propósito: entretener para no pensar, para no aprender, para no razonar.

Y, así, hoy día, en el país se asienta la incultura chatarra dándose el más llamativo de los parabienes a la mal llamada cultura huachaca extrapolada desde “La Piojera” capitalina: bienvenidos el chacolí, las cuecas choras, los chistes picantes, la caña de chicha y el “sanguche” de pernil con pebre machacado en chancho en piedra; son la rotunda expresión de lo espontáneo del chilito poblano.

Sin embargo, ni la Moneda con su Ministerio de Cultura, ni las universidades, ni los canales de televisión, ni la prensa, ni las escuelas, ni los colegios, ni en general los centros de poder incluyendo a los municipios, pueden considerarse otras tantas “piojeras”; no son eso, no es lo suyo, no les calza, les afea, se van mal y casi huelen nauseabundo.

Todo no es cultura, lo que entretiene y deja enseñanza, lo que entretiene y hace pensar, lo que entretiene y motiva positivamente… todo eso si es cultura.   

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