miércoles, 28 de diciembre de 2011

Educación, Medio Ambiente y Responsabilidad Civil

La fascinante realidad de la participación

Deseo iniciar esta exposición entregando un saludo de nuestra Presidenta, señora Leda Castro Rojas y, en nombre de ella y de la entidad que represento, agradecer la invitación a exponer en estas segundas jornadas que brindan la oportunidad de oír y conocer a tanta gente interesada en los temas que nos convocan

En razón de lo anterior, este segundo día de intercambio de opiniones, ponencias y debate en torno al Patrimonio, nos instala frente a ustedes dispuestos a dialogar sobre educación, medioambiente y responsabilidad civil y, al término de estas líneas nos agradaría escuchar sus juicios y comentarios.

Anticipamos que, desde nuestro particular punto de vista, la responsabilidad civil está humanamente relacionada con la defensa del patrimonio. De igual modo y, por las razones que daremos a conocer, para nosotros, educación y medioambiente se relacionan con la ciencia… y, dicho así, en singular y con minúscula.

Consecuentemente, deseo iniciar este razonamiento exponiendo una síntesis de nuestra visión sobre técnica, ciencia, matemática y naturaleza, que respectivamente identificaremos como L4, L3, L2 y L1

En primer lugar, a nuestro parecer, existe el campo de las L4, las leyes de la técnica, una respuesta humana al desafío de conocer ¿cómo se hacen las cosas? y, creamos fórmulas y recetas que permiten fabricar paracaídas, realizar una operación quirúrgica, lanzar un satélite. 

Asimismo, existe el área de las L3, las leyes de la ciencia, una respuesta humana al ¿por qué funciona la fórmula elaborada? Creamos conocimiento que llamamos física, biología, medicina, ingeniería aeroespacial.

De igual modo, existe el territorio de las L2, las matemáticas, una construcción humana que anticipa el comportamiento de las cosas. Creamos fórmulas que predicen la velocidad de caída del paracaidista, el período de recuperación del paciente, la fecha y lugar de descenso del satélite.

Por último, la pregunta sobre el universo de las L1, las leyes de la naturaleza, nos deja ante Las Ciencias… con mayúscula y en plural; pero, ignoramos si ellas existen o no: ¿El ADN es una ley de la naturaleza o sólo otra genial ley humana? De existir L1 ¿qué representa… una multiplicidad de leyes o una ley con distintas expresiones? De existir una ley general de la naturaleza o un conjunto de leyes distintas ¿es inabarcable… cognitiva? Por ahora se ofrecen sólo intuiciones y, con esto es suficiente. Empujada por su curiosidad, sagacidad, discernimiento, conocimientos y perspicacia, la comunidad científica trabaja, reflexiona, revisa sus paradigmas y busca...

Antes de continuar, permítanme un paréntesis ¿Cuál es la tarea científica? A nuestro parecer, ella es una búsqueda de la verdad científica.

El científico, con instrumentos conceptuales propios de la franja de conocimientos que su comunidad ha construido, es decir, desde su particular campo de acción, observa la naturaleza buscando diferenciar lo verdadero de lo aparente: Tarea de la ciencia es salir de lo falso y descubrir la verdad ontológica.

¿Cuántos movimientos tiene la tierra? Muchos estudiantes dicen que son dos movimientos: rotación y traslación; y, sin saberlo, difunden un error. Y, esto es cuento de nunca acabar, durante siglos se dijo: la tierra se encuentra inmóvil y a su alrededor giran el sol, la luna y las estrellas; después, la ciencia entregó conocimiento humano: la rotación y la traslación.

¿Cuántos movimientos tiene la tierra? Lo ignoramos, sólo estamos al tanto del movimiento de traslación, de rotación, de precesión, de nutación y, de bastante evidencia para postular la existencia de otros tres… y podrían existir más. Tarea de la ciencia  será buscar… 


Así, nuestro conocimiento científico siendo verificable dentro de su rango de validez es, a la par, precario, transitorio e incierto... pero, el cambio tecnológico, el mismo avance de la ciencia y el desarrollo de las matemáticas, muestran que la búsqueda continúa. 

Ahora, demos un paso más y postulemos la ligazón de ciencia y educación.

Dado el conocimiento científico, será tarea de la educación difundir, entregar, hacer ver, proponer… la ontológica verdad científica para salir del error, es decir, invitar a diferenciar la verdad lógica… del error conceptual. Permítanme algunos ejemplos:

Muchos afirman: ¡Este pequeño país…! ¿Es Chile un país pequeño?

Otros aseguran: la selección se encuentra en plena preparación para su disputa por las eliminatorias ¿Cómo dijo? Es etapa de clasificación para el campeonato mundial de fútbol.

Y, un tercero exclama: ¡Mi hijo nace en diciembre! ¿Entendí bien? Su hijo ya nació y está creciendo en el vientre de su madre. 

Ahora bien, la entrega de la ontológica verdad científica es sólo una de las muchas tareas de la educación; otra de la mayor importancia es el desarrollo de habilidades, especialmente en tiempos de acelerados cambios tecnológicos, exceso de información trivial y conocimiento científico precario.

La educación demanda una permanente actualización y será tarea del educador invitar al estudiante a preguntar, indagar, conocer, comprobar, valorar, diferenciar, discernir. 

Y, he aquí, el mayor desafío del educador: ¿Cómo educar sin caer en la trampa de la superioridad?

Desafío doblemente importante si el tema es medioambiental.

No sólo es conveniente difundir, proponer, sugerir, invitar a conocer la educativa verdad lógica para salir del error ideológico. ¿Un ejemplo?

En un afán que estiman educativo, algunos desean defender una naturaleza idealizada por ellos mismos y, puesta en peligro por una amenazante humanidad demonizada. Su visión es: ¡Bandas de desalmados y malhechores humanos acosan y violan a una bondadosa y sabia naturaleza! Y, el paso ideológico siguiente los instala en la superioridad moral y la intolerancia. 

¿Estaremos en presencia de un error que convendría corregir?

Parece una tarea interesante, una mayor, más intensa, eficaz y oportuna búsqueda de la ontológica verdad científica que permite refutar una falsa visión maniqueísta de la realidad, propia de los discursos de denuncia ideológica. 

Dicho lo anterior, una breve descripción de la maravilla de conocer, la belleza del pensar y, la magnífica incertidumbre de la vida y nuestro viaje sin horizonte, nos preguntamos: ¿Cuál sería nuestra responsabilidad civil?

Sugerimos con entusiasmo vital, dos modestas acciones: 



Invitar a la comunidad viva y pensante que somos, a participar en una expansión del campo de lo posible, entendiendo el encuentro, la comprensión y la ética como la búsqueda de la armonía con uno mismo y con los demás y, particularmente, la reconciliación del ser humano con su patrimonio natural. 

Y, ¿por qué armonía y una expansión del campo de lo posible?

Por dos razones, primero, el paradigma que diferencia lo interno del hombre y lo externo del medio ambiente está cuestionado por lo que se conoce como el efecto mariposa. Seríamos parte de un sistema integrado por nuestros sentimientos, acciones, omisiones, medioambiente y toda la humanidad... en consecuencia, urge una mínima armonía.

Segundo, se vislumbra una expansión del campo de lo posible y, esto es muy fácil de mostrar si preguntamos ¿en qué primavera dejarían de florecer los cerezos?

Una posible opción: En la próxima primavera porque algunos por sus acciones destructivas han exterminado los cerezos y otros por omisión permitieron que eso ocurriera.

Una opción fatalista: ¡En el futuro nuestro planeta carecerá de primavera! Desvaloriza la energía de la vida y desconfía de la noble capacidad de reacción e inventiva humana.

Otra opción: Nunca dejarán de florecer los cerezos, muchos han reforestado el planeta con cerezos, otros trabajan en su cultivo y un gran número se encarga de su mantención.

Son opciones que permiten vislumbrar una expansión del campo de lo posible. 

Finalmente, la otra acción a proponer en relación a nuestra responsabilidad civil surge de la pregunta siguiente:  

¿Cómo diferenciar una opinión ideologizada de otra sustentada en la ciencia y … en la educación de calidad … como juzgar las opiniones de nuestros semejantes… como evitar el error y lo falso en temas patrimoniales, ecológicos y ambientales?

Una primera sugerencia: seguir nuestro instinto hasta el final, alimentándolo con un real interés por la vida en común, un genuino interés por el patrimonio natural, un eficaz interés por el planeta y nuestra intención porque la guerra, el dolor, la injusticia, la destrucción y el futuro no me sea indiferente y no me encuentre la muerte sin haber hecho lo suficiente y, sobre todo, alimentar nuestro instinto de pensamientos asentados en datos fidedignos… 

Una gran tarea: Pensar sólo y sin ayuda. ¿Algún riesgo? Si; el riesgo de dejarnos llevar por nuestros paradigmas, nuestras creencias y prejuicios, sentimientos y emociones que nos dificultan trabajar con nosotros mismos.

¿Qué hacer para disminuir este riesgo? Revisar nuestros paradigmas y analizar lo dicho porque toda vivencia y experiencia se da en una relación.

¿Qué dijimos? Proponíamos: “Trabajar con nosotros mismos” Deliberadamente hay un verbo, dos plurales y una preposición.

Trabajar es una expresión verbal y el verbo es acción: trabajar, ocuparse, arrimar el hombro, llevar la carga, no parar, atarearse, producir, actuar, hasta crear pensamientos nuevos, más precisos, más claros, más simples, más limpios; idear caminos nuevos, compromisos nuevos, alianzas nuevas, redes nuevas, y que no me  encuentre la muerte sin haber hecho lo suficiente…..

Trabajar con y “con” es una preposición,  pre-posición, posición previa, con…; clarito, no es contra, ni por, es con: una alianza, un enlace, un equipo… en búsqueda de pensamientos nuevos, caminos nuevos, compromisos nuevos….  

Trabajar con nosotros y “nosotros” es plural, más de uno… ¿Quiénes? usted y su conciencia, usted y su inteligencia, su sensibilidad, su voluntad, capacidades, habilidades, vivencias, experiencia, para encontrar ideas nuevas y, compromisos nuevos….  

Trabajar con nosotros mismos y “mismos” es sinónimo de propios, igual, parecidos, exactos, justos, además, su conciencia, inteligencia, sensibilidad, voluntad y habilidad pueden ser entrenadas, acrecentadas, desarrolladas, por lo tanto, siempre: una vida mejor es posible.



De este modo, al analizar iniciamos una interesante tarea, una mayor, más intensa, eficaz y oportuna búsqueda de la ontológica verdad científica que permite refutar una falsa visión maniqueísta de la realidad, propia de los discursos de denuncia ideológica.

Y, un último detalle, un sinónimo de patrimonio es capital: cuidarlo, incrementarlo, ponerlo al servicio de una buena causa, es de alta racionalidad.

Despilfarrarlo, perderlo, quemarlo es irracional. El patrimonio natural lo hemos recibido en herencia, es un regalo, que podemos destruir o incrementar.

Asimismo, por la codicia de algunos y la indiferencia de otros, nuestro patrimonio natural está en riesgo. Y, si cualquiera de nosotros espera que los demás cambien, sin darse cuenta se suma a los indiferentes. 

Sin embargo, si de verdad a muchos de nosotros nos interesa proteger el patrimonio natural para que Felipe y toda criatura del mundo lo conozca, se regocije en él y, disfrute de una mejor vida, nos queda una sólo opción: convocar, persuadir, integrar, formar alianzas.

Y, mientras más se trabaja por este patrimonio común de Felipe y de toda criatura del mundo, muy dentro de nosotros mismos, sentiremos su complacencia. ¡Que notable, la responsabilidad civil es recompensada! Gracias, dejo la palabra…

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